Ancla fiscal: El lado oscuro del gradualismo

A continuación, el resumen del Informe Económico de la última semana. Lo invitamos a descargar el Informe Completo.

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1. Diagnóstico de la situación fiscal: un ancla que pesa demasiado

– A pesar de la veda que genera la campaña política, se han ido conociendo parte de los planes post-elecciones del Gobierno, en particulares aquellos dirigidos a buscar sustentabilidad fiscal. De esta manera el Gobierno encararía la resolución de uno de los principales problemas heredados de la administración anterior, para cuya resolución aún no ha logrado avances significativos, con la excepción de una limitada baja de la presión tributaria (derechos de exportación y ganancias).

– Un vistazo a la historia económica de Argentina confirma que los niveles de gasto en la última década se “desbocaron”, para alcanzar valores sin precedentes. En particular, el nivel de gasto público respecto al tamaño de la economía alcanzó su máximo histórico en el año 2015, con un nivel de 42,1% del PBI. En la comparación internacional, si el comportamiento de Argentina hubiera sido similar al del resto del mundo o de América Latina, los niveles de gasto en términos del deberían ser entre 10 y 14 p.p. del PBI inferiores a los niveles actuales.

– Dos terceras partes del incremento del gasto entre 1998 y 2016 responde a la Nación, mientras que el tercio restante ha sido explicado por el incremento de los gastos de las provincias. De este modo, el gasto del sector público nacional ha pasado de 11% del PIB en 1998 a 22,6% del PIB en 2016 mientras que en el caso de las provincias los niveles de gasto pasaron de 12,6% a 19,1% del PIB. El aumento del pago de los salarios de los empleados públicos provinciales, la seguridad social y las transferencias al sector privado son las que determinaron las mayores subas del gasto público.

– La otra cara de la moneda del gasto es la fuerte presión tributaria, dirigida a recaudar recursos para financiar el gasto público prácticamente sin tener en cuenta los restantes pilares de todo sistema tributario, a saber, eficiencia y equidad. La recaudación respecto al PBI pasó del 24,0% en el año 1998 al 37,0% en 2015. El sistema tributario tiene una desigual distribución de su carga, con una muy elevada presión sobre los cumplidores. Asimismo, gran parte del incremento de la recaudación se ha originado en impuestos distorsivos, concentrados en impuestos indirectos o poco eficientes, que generan una alta elusión y/o evasión.

– Pese a la fuerte suba de la presión tributaria, la descontrolada suba del gasto originó altos niveles  de déficit fiscal, que han alcanzado los valores más elevados desde mediados de 1980 a la fecha. Si bien sólo debería preocupar el déficit que no es financiable (y el déficit de hoy aún lo es, cuanto menos en el corto plazo, dado el favorable contexto externo y la herencia positiva de un bajo nivel de endeudamiento), claramente la trayectoria de este último año y medio no es sostenible, tanto a nivel nacional como en las provincias.

– Con gasto ineficiente en altísimos niveles, presión tributaria que ahoga al sector privado y déficit fiscal cuyo financiamiento complica al Banco Central y genera atraso cambiario, las cuentas fiscales actuales resultan un ancla para la economía. Sin espacio social, político ni económico (recesión mediante) para ajustes acelerados, la receta ha sido un gradualismo criticado desde todas partes: ajuste brutal para la oposición, despilfarro insostenible para los ortodoxos.

 

2. Los planes para controlar al monstruo: más gradualismo

– El Gobierno reconoce que la trayectoria fiscal es insostenible, y ha impulsado diversas políticas tendientes a reducir el déficit fiscal, mejorar el sistema tributario y estudiar un cambio en el sistema de coparticipación (para inducir cambios tributarios y de conducta con el gasto). Diversos planes se encuentran bajo estudio, pero su instrumentación no será inmediata: en el mejor de habrá que esperar al supuesto soporte social y político que surgiría de las elecciones de medio término. De todas maneras la implementación sería gradual y de mediano plazo.

– En vista a éste diagnóstico y herramientas, y proyectando un crecimiento de la economía que haga sustentable los supuestos, el Ministerio de Hacienda ha publicado dos diferentes trayectorias del ajuste del sector fiscal, que recién en el año 2023 podría alcanzar los niveles promedio de gasto público registrado a nivel global en el caso del escenario más favorable. Así, se prevé que el nivel de gasto público se reduzca entre 4,6 p.p. y 8,4 p.p. en los próximos seis años.