Presupuesto 2018: Mejor información, poca audacia

1.  Paso a paso, con poca audacia

– El viernes 15/9 el Poder Ejecutivo envió al Congreso el Proyecto de Presupuesto Nacional 2018 (PPN-18), donde delinea sus expectativas y ambiciones para el próximo año. Tal vez debido a que aún estamos en pleno período electoral, el PPN-18 no luce particularmente audaz en su búsqueda de trazar una política fiscal que vaya corrigiendo los desequilibrios de las cuentas fiscales. No obstante, rompe con dos años en los que la transición implicó más crecimiento del desequilibrio que ordenamiento fiscal, como corolario de varios años precedentes de acelerado descalabro.

– El mensaje de remisión del PPN-18 apunta a que la economía, luego de crecer un 3% en el 2017, crezca un 3,5% el año próximo. Así se completarán dos años de crecimiento consecutivo, interrumpiendo el ciclo de mejoras en años par y caídas en años impares iniciado en el 2011. Tanto las estimaciones del 2017 como las proyecciones de crecimiento e inflación para el 2018 mantienen un leve tono optimista, ubicándose en guarismos mejores que los previstos por el mercado. Sin embargo las diferencias entre las proyecciones privadas y las contenidas en el mensaje oficial no son exageradas, y resultan inferiores a las que se planteaban con el Presupuesto 2017, presentado el año pasado.

– En relación a las variables fiscales, el PPN-18 apunta a un déficit primario de 4,0% en este año y de 3,2% en el 2018, manteniendo las metas fiscales. Ello da cuenta de una presión tributaria que no exhibirá grandes cambios (la baja de las alícuotas será compensada parcialmente por un mayor nivel de actividad y de fiscalización) y una reducción del nivel de gasto primario por segundo año consecutivo. La baja estará focalizada en los subsidios y otras partidas menores, sin establecer cambios más profundos en el manejo de la administración pública.

– Teniendo en cuenta el déficit financiero previsto 5,5% del PBI, a lo que se le anexan las amortizaciones de deuda previamente contraídas e inversiones financieras por 12,3% del PBI, la necesidad de financiamiento bruta asciende 17,9% del PBI ($2.199.270 millones). Además del aporte estatal, dichas necesidades se cubrirían con la emisión de títulos públicos por 6,5 p.p. del PIB. Se trata de cifras importantes, que requieren que el contexto externo siga siendo favorable.

– Con un reducido recorte de gastos y financiando el desequilibrio con emisión de nueva deuda, no hay cambios significativos en el ancla que implica el sector fiscal para la economía, al determinar un tipo de cambio apreciado conjugado con una presión tributaria excesiva y con una política monetaria muy contractiva, combinación que afecta la rentabilidad de vastos segmentos de la economía y complica la generación de empleos.

2.   Fortalezas y dudas del Proyecto de Presupuesto: el estrecho camino del gradualismo

– El inicio de la corrección de la política fiscal hacia una política menos expansiva y un presupuesto con fundamentos técnicos sólidos y alineados con el mercado representan las mayores fortalezas del proyecto enviado al Congreso. Así, a diferencia de años pasados, el PPN-18 se constituye como marco de referencia para la toma de decisiones de los agentes privados y no un mero trámite burocrático.

– Pero también, el PPN-18 marca el estrecho camino del gradualismo y la necesidad de empezar a realizar las correcciones fiscales. La trayectoria de la deuda con el sector privado y multilaterales está realizada sobre supuestos fuertes de crecimiento, reducción del déficit y estabilidad del tipo de cambio real que permiten una trayectoria que recién se estabilizaría en 2021. Asimismo, también se empieza a notar un incremento de la carga de los intereses, aunque gran parte de la misma recae sobre el propio sector público.