Informe económico | LOS COSTOS DE LA TORMENTA

LOS COSTOS DE LA TORMENTA

28 de mayo de 2018

  1.  De turbulencia en turbulencia a nivel global
  • Si bien se ha normalizado el mercado cambiario a nivel local, ello no ha sucedido con la “turbulencia” internacional, que con vaivenes ha estado afectando a las economías emergentes. En particular, se destacan los episodios de salida de capitales desde emergentes hacia el mercado de EE.UU., en particular cuando la tasa de 10 años se mantiene por encima del 3% anual (algo que aún no se ha afianzado del todo). Los vaivenes impactan con fuerza a las economías más vulnerables a la reversión de casi diez años de políticas monetarias sumamente expansivas.
  • El impacto se extiende con distinta fuerza en nuestra región. El Banco de México sostuvo por cuarta reunión consecutiva su tasa de interés en el nivel más alto de los últimos  nueve años. Por su parte, Banco Central de Brasil decidió sorpresivamente mantener la tasa Selic, pese a que en su comunicado anterior había manifestado que continuaría con el relajamiento monetario. Las expectativas sobre el crecimiento de este año en la economía vecina también se deterioraron en los últimos días, al pasar de 2,83% a mediados de marzo a 2,37% el 25 de mayo.
  • Pese a una reciente mejora, sería temerario sugerir que el impacto de la turbulencia global en las economías emergentes ha finalizado, siendo factible que se registren nuevos episodios de volatilidad y descenso de las perspectivas de crecimiento, como reflejo del cambio de precios relativos y de las preferencias de los inversores, en un marco donde la tasa de interés real de los bonos de Estados Unidos podría volver a ser positiva luego de años de estar en la zona roja.
  1.  Los costos de la tormenta a nivel local: volviendo a hacer las cuentas
  • Si bien hay más tranquilidad en lo financiero, los costos de lo sucedido y de las amargas herramientas que deben usarse plantean un nuevo escenario macroeconómico, cuanto menos para  para lo que resta de este año. Debido a ello se recalculan las proyecciones de las variables y se analiza su impacto en los principales desbalances macroeconómicos. En síntesis, la tormenta deja como herencia más inflación y mayor debilidad del nivel de actividad, mientras que por el otro lado la devaluación y la negociación con el FMI plantean un ajuste más rápido que lo previamente  esperado en los déficits gemelos (fiscal y externo).
  • A lo largo de los últimos 30 días el peso perdió 17,9% de su valor, y resulta inevitable que una parte de su contrapartida, el alza del 21,9% en el dólar, se traslade al resto de los precios, empezando por los bienes transables pero también por el impacto indirecto en los bienes y servicios con insumos importados y por los incrementos de segunda ronda (derivados por ejemplo de las tarifas de gas o los valores de los combustibles). No obstante, cabe notar que este proceso de traspaso de los precios diferirá de los registrados en los últimos tres episodios cambiarios. En particular, se espera que los atrasos en la actualización salarial, las altas tasas de interés y la debilidad de la actividad económica determinarán un menor traspaso que en otros episodios. Bajo estos supuestos, prevemos que la inflación termine el año con un alza de 28,2% interanual, por debajo de la suba de casi 50% del tipo de cambio promedio. El menor avance de los salarios sería determinado por el hecho que la mayoría de las paritarias estaban cerradas previamente, y aun asumiendo reconocimientos parciales en el último cuarto del año, se estima que el incremento anual de los salarios se ubicará en torno al 24%.
  •  La corrida financiera redundará en una contracción del PBI en este trimestre y el próximo, aunque ello no implicará una variación anual negativa. Ello se debe al buen desempeño de la economía registrado en la última parte del año pasado y el primer trimestre del actual, ya que conforme a indicadores parciales en el primer cuarto del 2018 se habría registrado una expansión del 3,5% interanual, que deja un arrastre estadístico de 2,5% para el año. Pero con el importante retroceso proyectado para ese segundo trimestre del año, un retroceso menor en el tercer cuarto y un posterior leve rebote hacia fin de año, se espera que la expansión del 2018 termine en torno al 0,6%. Y esta desaceleración económica tendrá altos costos sociales: tanto los indicadores de empleo como de pobreza se deteriorarán, revertiendo las mejoras que venían mostrando.